El elixir de los dioses: la miel

La miel está constituida, básicamente, por el polen y el néctar de las flores. Una vez transformado por la acción de las abejas, este edulcorante se convierte en un alimento compuesto por azúcares simples (monosacáridos), aminoácidos, minerales y vitaminas que generan una acción antioxidante, lo que la convierte en una herramienta útil para combatir los radicales libres que generan el envejecimiento de la piel.

También tiene una acción regeneradora, por lo que es utilizada en procesos de cicatrización, así como propiedades antisépticas y nutritivas, entre otras cualidades que permiten su uso para tratar los daños provocados por la exposición prolongada al sol, el ACNÉ, las cicatrices, así como para mejorar la apariencia de las arrugas, mantener la producción de colágeno y regenerar el cuero cabelludo.

La miel es, sin duda, uno de los secretos mejor guardados en materia de belleza. Lo sabían las antiguas civilizaciones griegas, egipcias, romanas y mexicanas, que vieron en este elíxir el “oro líquido de los dioses” (de hecho, en Grecia se utilizaba para pagar impuestos) y una eficaz herramienta para embellecerse. Afortunadamente, muchos de esos “secretos” han trascendido en el tiempo y actualmente es posible seguir disfrutando de los beneficios de este alimento, que puede ayudar, entre otras cosas a mejorar la apariencia de la piel y el cabello.

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