Cómo usar la miel en la cocina
- adspublicidadventas
- 11 may 2015
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La miel, por su composición, aporta muchos beneficios para el organismo. Gracias a sus propiedades antioxidantes y antimicrobianas, este endulzante natural, de los dos años en adelante, alivia los dolores de garganta, la tos y otros síntomas comunes del resfriado.
Adicional a esto, es muy útil en la cocina, no sólo para la preparación de recetas sino también como conservante de alimentos. Por ejemplo, al ser rica en fructosa, la miel es capaz de absorber la humedad, por lo cual agregar una pequeña cantidad a panes y tortas aplaza el endurecimiento de los mismos.
De igual forma, se pueden conservar vegetales o frutas al rociarlos con un poco de miel. Su baja concentración de agua es la que le otorga esta propiedad de conservante natural. Asimismo, es muy útil para darle un toque distinto a las carnes asadas, o para disminuir el sabor picante de algunas recetas.
Al emplearla en la preparación de galletas, evita que estas se desmoronen luego de su preparación, y, cuando se trata de alimentos horneados, les da un color más dorado.
Pero, para que el resultado sea realmente exitoso, algunos aspectos y cuidados deben tomarse. La miel de sabor delicado debe emplearse en confecciones en las que los ingredientes sean igualmente delicados, ya que una miel de sabor fuerte afectaría el gusto final del producto.
No es recomendable emplear la miel para preparar cremas pasteleras y otros productos de consistencias suaves, ya que tiende a alterar el sabor y la textura final.
Al sustituir el azúcar por miel en una receta, hay que mantener la proporción de ¾ de taza de miel por cada cucharada de azúcar. Al medir la cantidad de miel es aconsejable untar la cuchara o la taza con un poco de aceite de oliva, para que este endulzante no se adhiera al utensilio.
También es necesario en estos casos reducir ¼ del volumen total de líquidos empleados en la receta por cada taza de miel que se le añada, y disminuir 10°C la temperatura para hornear, de forma que la preparación no se dore más de la cuenta.
Por último, para garantizar que la miel conserve su aroma, sabor y color original, hay que almacenarla en un recipiente de cristal colocado en un espacio oscuro y fresco. Se puede mantener el sabor al guardarla en la nevera, pero esto acelerará el proceso de granulación o cristalización. En cambio, al colocarla en el congelador esto no ocurre.
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