Operación bikini
- adspublicidadventas
- 9 mar 2015
- 2 Min. de lectura
Lo hecho, hecho está. Por mucho que nos arrepintamos no podemos volver atrás y decidir no comer esa segunda porción de helado de gula o evitar ese tercer brindis consecutivo con los mismos amigos. Ahora es tiempo de optimizar las energías y usarlas para ponernos a tono. ¿Cómo? Si ya estás de vacaciones, podrás empezar tu día con una caminata por la playa y algunos abdominales a la orilla del mar, y si todavía estás en la ciudad, ¡no te duermas en los laureles! Acercate a una plaza, parque o da vueltas manzanas, ¡pero movete! El ejercicio es fundamental. Claro que también podemos ayudarlo un poco con la aplicación de cremas reductoras y reafirmantes y evitando comer alimentos que fomenten la distensión abdominal.
POR FUERA. Para aquellas mujeres que deseen actuar directamente sobre las redondeces del vientre –especialmente aquellas que resisten incluso al ejercicio físico- no hay mejor opción que un tratamiento no invasivo Ultracavitación el cual consiste en la aplicación de ondas de ultrasonido que disuelven las grasas localizadas bajo nuestra piel, las cuales luego son eliminadas por el cuerpo en forma natural. De esta forma eliminamos o reducimos las adiposidades en las áreas que nosotras elijamos de forma rápida, segura, indolora y no invasiva.
POR DENTRO. Es sabido que la mayoría de los vegetales crudos provocan distensión, pero hay algunos de fácil digestión, como por ejemplo zanahoria rallada fina, el tomate fresco (de piel no dura y sin semillas), algunas hojas de lechuga mantecosa o rúcula cortada también superfina. Si quieres mantener tu panza chata, evita los repollos, la lechuga criolla, el pepino y la cebolla cruda y en general las verduras crudas de hojas más duras y tallos gruesos porque te distenderán mucho.
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